por Tatiana MouraObservatorio Masculinidades.pt en el Centro de Estudios Sociales, Coimbra, Portugal
Como feminista, creo en la libertad frente a la opresión y en la igualdad de derechos y oportunidades para todos. Sin embargo, en el mundo cada vez más complejo de hoy, el auge de gobiernos antidemocráticos y de extrema derecha representa una amenaza directa para los valores fundamentales del feminismo: los derechos humanos, la justicia social y la igualdad.
La misoginia y las versiones patriarcales de la masculinidad son algunos de los pilares fundamentales de esta corriente actual de gobierno extremista. El feminismo, que representa una antítesis ideológica, es una ideología aterradora para quienes ostentan el poder y está siendo atacada.
Lejos de la teoría política, las amenazas actuales a la justicia social y la igualdad, aprobadas por los gobiernos, son tangibles: impactan nuestras vidas de múltiples maneras insidiosas, poniendo en peligro nuestra seguridad, libertad y capacidad de abogar por cambios significativos. ¿Por qué el feminismo amenaza tanto a los gobiernos de extrema derecha y a quienes defienden una versión patriarcal de la masculinidad?
Gobiernos que temen al feminismo
El feminismo se compromete a desafiar las estructuras de poder que marginan a las mujeres, a las personas no binarias, a las personas LGBTQIA+, así como las versiones nocivas de las masculinidades. El trabajo feminista busca abordar problemas arraigados como la violencia de género, la desigualdad salarial, los derechos reproductivos y las persistentes desigualdades sociales que han moldeado nuestro mundo durante siglos. Pero para muchos gobiernos de extrema derecha que dependen de sistemas de desigualdad para mantener el poder, el feminismo no se trata sólo de los derechos de las mujeres: es una amenaza en toda regla a las bases mismas de su poder, que han trabajado tan duro para defender.
De hecho, la inclusividad del feminismo socava el propio nacionalismo. Si bien la política de derecha suele promover el nacionalismo, enfatizando la preservación de la pureza cultural y la superioridad de una nación, el feminismo es inherentemente global e interseccional. Las feministas comprenden que la igualdad de género está profundamente ligada a otros movimientos de justicia social centrados en la raza, la clase, la sexualidad y la nacionalidad.
La naturaleza internacional e inclusiva del feminismo puede parecer una amenaza directa a la mentalidad excluyente de "nosotras contra ellas" de las ideologías de extrema derecha. El feminismo promueve la solidaridad global, reconociendo las luchas interconectadas de las personas en todas partes. Sin embargo, los movimientos de derecha prosperan gracias a la división, dividiendo a las personas por raza, nacionalidad e incluso género. Entonces, ¿una agenda feminista que abrace la inclusividad? Es una pesadilla para quienes creen en la inviolabilidad de las fronteras, tanto literales como culturales.
Los hombres que temen al feminismo
Los hombres que se adhieren a versiones obsoletas de las masculinidades patriarcales –que prosperan gracias a roles de género estrechos y rígidos que promueven la agresión, el dominio y la supresión emocional de los hombres– temen perder el control de su identidad frente a masculinidades feministas alternativas.
El movimiento feminista crea un espacio para que todos, incluidos los hombres, rompan con estos moldes centenarios y expresen una gama más amplia y auténtica de emociones e identidades, desafiando directamente la idea misma de la masculinidad patriarcal y dominante. Para quienes se empeñan en mantener este ideal obsoleto, el feminismo representa un pánico existencial que cuestiona su sentido de identidad, poder y estatus.
Para muchas, el miedo al feminismo se origina en una profunda ansiedad: si la masculinidad puede redefinirse, ¿qué sucede con la dominación masculina? ¿Qué sucede con los roles rígidos que durante tanto tiempo han dictado cómo deben comportarse los hombres? La respuesta es un futuro más flexible y abierto, donde las dinámicas de poder no se dejen controlar tan fácilmente por ideales obsoletos.
Al mismo tiempo, algunos hombres perciben el llamado al empoderamiento femenino y a una comprensión más amplia de la masculinidad como una crítica a los hombres. Se percibe como una amenaza a la identidad masculina y una acusación de que los hombres están siendo marginados en favor del progreso de las mujeres. Esta narrativa alimenta el resentimiento y la creencia de que el feminismo busca elevar a las mujeres oprimiendo a los hombres.
Más allá de los temores a la igualdad de género
En realidad, el feminismo no se trata de que un género triunfe a expensas de otro, sino de la liberación colectiva. Es un llamado radical a transformar la sociedad derribando los sistemas desiguales que las generan para que todos podamos prosperar.
A medida que la igualdad de género avanza en todo el mundo, la capacidad de desafiar las versiones patriarcales y obsoletas de la masculinidad no hace más que crecer. Si bien la resistencia y el miedo al feminismo persistirán, y es posible que surjan reacciones negativas, el impulso para el cambio es innegable. El camino hacia la igualdad está lejos de completarse, pero con cada paso adelante, el movimiento feminista se vuelve más difícil de ignorar.