Como país, en Estados Unidos nos enfrentamos a una tormenta de crisis superpuestas, que resultan en agotamiento, dolor, estrés en nuestra salud mental, polarización y pesimismo. En momentos de crisis, a menudo buscamos identificar un problema de raíz que, de abordarse, podría cambiar el rumbo y llevarnos a aguas más tranquilas. Cariñoso El apoyo mutuo —en nuestros hogares, lugares de trabajo, escuelas y otros lugares— es algo que todos necesitamos y que nos ayuda a prosperar. Nuestros hogares se han sentido aún más sobrecargados en cuanto a cuidados durante estos últimos años de pandemia. El cuidado se ha vuelto más visible y, aún más obviamente, central en nuestras vidas. A medida que hemos educado a nuestros hijos en casa, hemos visto nuestros hogares convertidos en oficinas y aulas improvisadas, y nos hemos preocupado por nuestro trabajo, educación, relaciones y futuro. En este contexto, la falta de apoyo para todos los cuidadores se ha hecho aún más evidente. Este informe se pregunta: ¿cuál es el panorama actual de programas, enfoques y plataformas para apoyar la paternidad y el cuidado masculino en EE. UU.? Analizamos brevemente este campo como un paso hacia una mayor coordinación y colaboración entre quienes trabajan en paternidad y cuidado masculino en EE. UU. También ofrecemos recomendaciones para prestar mayor atención a este espacio y problema vital. El panorama estadounidense de la paternidad y el apoyo al cuidado masculino es pequeño en comparación con el tamaño del país y el alcance de los problemas relacionados. Para un área tan vital para tantos hogares, y tan estrechamente relacionada con la pobreza familiar y la igualdad de género, los financiadores y los gobiernos prestan muy poca atención a la paternidad y el cuidado masculino. Nuestra investigación ha llevado a las siguientes conclusiones clave:
  • En primer lugar, existen numerosas organizaciones e individuos —desde blogueros, autores individuales y activistas hasta organizaciones pequeñas y grandes, investigadores universitarios e iniciativas financiadas por empresas— que se centran en la paternidad y el cuidado masculino. Sin embargo, numerosos factores contribuyen a la agrupación, el aislamiento u otras deficiencias en la conexión en torno a una causa común.
  • En segundo lugar, un puñado de organizaciones de redes están difundiendo investigaciones y compartiendo recursos, pero a pesar de un trabajo minucioso, estos centros de intercambio sólo pueden llegar a un número relativamente pequeño de padres y cuidadores masculinos debido a una combinación de barreras de infraestructura y el estado a menudo desconectado de los hombres que serían su audiencia principal.
  • En tercer lugar, el flujo de financiación para los programas de paternidad es relativamente pequeño, tanto en los distintos niveles de gobierno como proveniente de la filantropía.
  • En cuarto lugar, los participantes en este análisis del panorama afirmaron la necesidad de apoyar el cuidado de los padres y los hombres junto con, y en causa común con, las madres, el cuidado de las mujeres y la igualdad y el bienestar de las mujeres, todo en nombre de los evidentes beneficios para los niños.
Como tal, proponemos un esfuerzo nacional para lograr expresiones saludables de masculinidad y una mayor igualdad y justicia social en los EE. UU., centrándonos en la capacidad de los hombres para brindar cuidados, que a menudo (pero no exclusivamente) se manifiesta en la práctica de la paternidad en toda su diversidad.

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¿A quién le importan los cuidadores masculinos en Estados Unidos?

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