Desde el momento en que nació mi hija Malala, quise que experimentara el mundo. Quería que tuviera su propia identidad. Quería ser el tipo de padre que la animaría a aprender y la dejaría volar hacia sus sueños.
Era una opción poco común en el Pakistán rural de aquella época. Los hombres engendraban hijos de esta manera, no hijas. Así era en casa cuando yo era niño.
Como hijo de una familia con cinco hermanas, vi dos tipos de paternidad: una para niños y otra para niñas. Sabía que mis padres nos daban a mi hermano y a mí un trato especial. Yo tomaba leche en el té cuando mis hermanas no podían. Tenía más ropa que ellas. Iba a la escuela y ellas se quedaban en casa. Todo por ser niño.
A medida que crecí, comencé a cuestionar la sociedad patriarcal que me rodeaba. ¿Por qué a mis hermanas no se les permitía ir a la escuela? ¿Por qué mis padres tenían grandes sueños para mí y no para ellos? ¿Por qué a las mujeres solo se las conoce por los nombres de sus parientes varones? ¿Por qué mi género hace que mi vida sea más importante?
Las respuestas no tenían sentido. Mi privilegio se hizo evidente, al igual que mi propósito: me convertiría en educadora y me aseguraría de que las niñas fueran bienvenidas y se animaran a aprender en mi escuela. Lucharía por la igualdad y ayudaría a redefinir la masculinidad en mi comunidad.
En casa, mi esposa y yo tratamos a nuestros tres hijos como iguales y tratamos de demostrar una relación más equilibrada.Nuestros hijos me ven cocinar, limpiar la casa y recogerlos del colegio, tareas que con demasiada frecuencia se consideran propias de mujeres. Era feminista incluso antes de conocer la palabra. No somos perfectos, pero espero que algún día nuestros hijos aprovechen lo mejor de lo que les hemos enseñado y trabajen para mejorarlo aún más.
Hoy en día hay más hombres que promueven la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres. Pero aún nos queda mucho por hacer. Estado de los padres del mundo El informe de 2019 muestra cómo los padres pueden enseñar a sus hijos, tanto niños como niñas, a valorar la igualdad y a hacerla suya. A apoyar a sus esposas y parejas. Y el informe demuestra cómo los propios padres se benefician de relaciones más equitativas.
De Equimundo Una investigación exhaustiva y perspicaz también exige cambios en las leyes y políticas, y en las normas sociales y de género.Si más leyes apoyaran a las familias trabajadoras, contribuirían a una distribución más justa del trabajo en el hogar. Si más personas comprendieran las normas sociales, estaríamos mejor preparados para cambiarlas.
Animo a mis hijos a aspirar a lo más alto, y cada día me enorgullecen. Aprendo de ellos. Y ahora mi hija no solo está experimentando el mundo, sino que lo está transformando. En una generación, transformamos nuestra familia de patriarcal a igualitaria. Mi esperanza es que todos los padres que lean este informe cuestionen sus privilegios, se preocupen por la igualdad y contribuyan a nuestro futuro compartido.
– Ziauddin Yousafzai, cofundador del Fondo Malala
Ziauddin Yousafzai es cofundador y miembro de la junta directiva del Fondo Malala. Es el padre de Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz. Durante muchos años, Ziauddin se desempeñó como docente y administrador escolar en su país natal, Pakistán. En su puesto en el Fondo Malala, defiende el derecho de todas las niñas a 12 años de educación gratuita, segura y de calidad. Su primer libro, "Let Her Fly", trata sobre la paternidad y la lucha por la igualdad.